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Texto escrito para la revista OUROBOROS nº0

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Despues de una intensa estancia en el bonjour monsieur que decía cortazar, tiempo de careta y de expresiones porque si, hay una necesidad de recuperación de la propia onda en la que uno navega, un espacio para uno mismo, espacio que es tiempo, o ausencia del mismo. Los ritmos ajenos no dejarán de tirar, hay que saberse necesitado de parar.

Tiempo (?)

Construyo extraños períodos en mi mente, coincidentes con unas carácterísticas espacio temporales reales que oscilan en función de la resistencia a una misma esencia compuesta de otras miniesencias diferentes y particulares que la conforman. Cuatro o cinco libros empezados, diez o doce nuevos discos para diferentes momentos, unas compañías habituales, otras más ocasionales pero igualmente importantes, ciertas rupturas (propias y con el exterior) y nuevos hilos conductores, principios de evolución.
En resumen, una sensación de presente que varía con los estados de ánimo, normalmente cambiantes en función de la capacidad de elección. Ganas de romper con todo, la aceptación de la paradoja personal, habitual ya…tan necesarias son las ganas de escapar como el conocimiento de los límites sociales y sentimentales que tiene cada uno. ¿Dónde colocar el punto de equilibrio?

La inestabilidad emocional en estas situaciones, practicamente, llega sola. Un día super valiente, “puedo con todo”, el siguiente “perdido en el vacio”, sinsentido. La eterna crisis de la juventud de clase media a la que todo lo básico le llega dado por un tremendo esfuerzo de sus padres (muchas veces infravalorado) y buscan otras alternativas de vida menos usuales donde ellos decidan algo a parte del “qué serán el dia de mañana”, un camino que no sea el que se esperaba de ellos. La otra opción: aceptar ese camino y llevarlo como puedas: una aceptación clara y sencilla sin pérdida de esencia propia, una rendición resignada, un stop al pensamiento, una adecuación de ese camino a la esencia propia, y un largo etcétera ya que cada uno es una manera de ver las cosas.
Decir de esta crisis que está intimamente relacionada con la pasividad y con las drogas blandas. La acción ocupa la mente. No por pensar más, se ha llegado más lejos y ya está. Hay que ponerse en funcionamiento. Es moda quejarse y ser crítico y decir que todo es una mierda mientras seguimos adaptandonos y esperando que se nos de (también dado) un cambio repentino mientras nos diluimos en pensamientos y conversaciones de salón y buscamos igual que todos, el bienestar propio y siempre propio, creando así un nuevo patrón de buscadores de la felicidad.
También escusar un poco ese desvanecimiento en el enorme peso del marco social que nos encuadra. Fácilmente pasan cuatro o cinco años desde que notas que algo por dentro se dirije hacia una dirección no conocida, hasta el momento en que te atreves a hacerlo definitivamente parte de tu personalidad.

Hablaba antes de la capacidad de elección. Donde el tiempo es trabajo, producción y dinero, hay un sector cada vez mayor de la juventud que quiere para sí los beneficios de su propio tiempo, no como acto egoista, sino como repulsa al uso del tiempo enfocado unicamente al sistema (1€)* de consumo: trabajo para ganar y luego poder gastar cuando no trabajo, que a grandes rasgos es el resumen del estilo de vida más común actualmente. Creador este de espacios individuales muy cerrados, solo abiertos a las relaciones que permite el ambiente laboral y familiar, reduciendose así enormemente el desarrollo emocional de las personas, sobretodo si se tiene en cuenta que se considera edad de introducción en el ámbito laboral la misma, más o menos, en la que las personas experimentamos cambios muy fuertes en cuanto a personalidad e identidad; nos redescubrimos a nosotros mismos fuera del cascarón. El contrasentido de estas dos situaciones, una natural y otra social, podría ser la causa de las frecuentes ansiedades que sufre la gente entre los veintipocos y los veintimuchos, solucionadas a menudo con antidepresivos de dudosa eficacia sino en el adormecimiento, que viene siendo una palabra clave.
Talvez me este yendo a los extremos, definiendo muy estrechamente los patrones de vida. Una posición media entre la propia elección y la adaptación al ritmo que nos exige la estructura social que nos acoge podría ser la buena elección, algo así como participar del sistema (1€) de consumo en lo necesario y no por puro placer camuflado de falsa necesidad impuesta por la manipuladora publicidad, que en la última moda tiene libertad de insultarnos y todo… Que menos que si te están llamando avaricioso, por lo menos, no comprarles…Me refiero al cartel que te grita de camino al centro comercial “la avaricia me vicia”. También me hace gracia ese, que muy acertadamente fotografió juanan y que en una línea más orweliana, te tranquiliza sutilmente “por aquí vas bien” cuando te diriges a los centros comerciales dispuesto a ser un auténtico hijo de occidente.
La “opción independiente” o el “camino alternativo”. ¿Qué es?
Una manera fácil de sentirse diferente mientras hacemos lo mismo que todo el mundo.
De acuerdo que estemos en desacuerdo con muchas de las cosas que suceden, que adquiramos una posición crítica y de protesta y no de conformismo, es lo que nos toca. Pero no se puede quedar en mera palabrería, es muy fácil perderse en ese ‘camino’ ya que la sociedad tiene un hueco perfecto y a nuestra medida para que nos encajemos a la perfección. En cero coma se te convierte en un jipi: buscas espacios abiertos, no quieres trabajar, te interesan las diferentes culturas, tienes tu lado emocional desarrollado por encima de la media, vives sin necesidad de un centro comercial y te gusta lo “retro” como a los poperos. O en un artista, del gremio del artisteo, que según yo entiendo, es un grupo de personas de moda que critican de una manera sistemática aquello que les rodea y que forman el mundo del arte, en su mayoría pura superficie y producto de consumo.
Me incluyo en ambos grupos. Y ante semejante capacidad de absorción y de encasillamiento demostrada por el sistema (1 €) sólo me quedan la identidad y la actitud que me proporciona el pertenecer a esos dos grupos sociales.
Menos conversación de salón y más implicación. ¿De qué manera? Nos toca buscarla. La llevamos dentro, pero eso si,mejor no nos pasemos la vida flotando por encima de la masa porque masa somos y en masa nos convertiremos, jipis o artistas, obreros, funcionarios o empresarios, hay un nombre para cada uno de nosotros.

Releyendome veo y me avergüenza que empiezo hablando de algunas cosas personales y me voy subiendo de tono y empiezo a rajar a todo lo que se menea y a creerme que tengo explicaciones para todo, cuando en realidad ando bastante perdido en todos estos temas. Edad de posicionamiento, de dudas…

…tiempos raros…seguir el modo de vida que aprendemos de la generación anterior parece que se queda corto. Se pide un cambio a gritos, pero falta la chispa, la situación catrastófica del mundo está tan aceptada que no es suficiente para hacerla saltar. El espíritu de la época se está volviendo gris. Buscamos nuestra identidad colectiva pero parece dispersa. Otros tuvieron el rock, el pop, el punk y mil más, ahora todo es muy homogéneo, las modas lo aplanan todo. Y sin una base colectiva, los potenciales individuales quedan mermados.

[…]

Que nos salve la actitud.
Hay que enfrentarse a la vida, que no es más que lo que vemos, pasar por ella de una u otra manera sin joder al de aquí ni al de más allá, moderadamente, aprendiendo a combinar nuestro yo social y nuestro yo personal, somos animal social, decía alguien, inculto de mi, pues aceptémoslo y convivamos, no pensemos que somos lo único, el centro de nuestra burbuja y busquemos sólo nuestro beneficio. Preocupémonos por esto que llamamos mundo. Valores muy cristianos estos que parezco proclamar en este párrafo de predicador de barrio, pero que le vamos a hacer si los cabrones supieron escoger muy bien los valores que querían vender, lástima no tener el ingenio de los Monty Payton para hacerlo mejor.

* añadir 1€ a la hucha cada vez que se pronuncie la demagógica palabra 'sistema'.